jueves, 24 de marzo de 2011

La Bandera de Japón

La imagen es esta: una mujer arrodillada con las manos colocadas en actitud de plegaria, encima de un trozo de escombro desprendido de una casa colindante. En su cara, mezcla de resignación y dolor, se aprecia cierta paz espiritual. En el siguiente fotograma, una madre abraza a su hija. Al lado el Tsunami pasa arrasando la maltrecha ciudad, arrastrando coches, barcos, casas y vidas humanas. Nadie da muestras de pánico, no hay desmayos ni histeria, no hay caos, la gente permanece serena viendo como desaparece toda su vida anegada en toneladas de fango.
"Nunca hemos tenido nada, solo terremotos y volcanes". Dicen, y por eso han sabido hacer de las islas del Japón la tercera potencia económica mundial. " Caeremos siete veces y nos levantaremos ocho" Reza el proverbio.
A pocos cientos de metros, la central nuclear está en alerta por las temperaturas elevadas del contenedor. Ciento cincuenta trabajadores ignoran las advertencias de seguridad y acuden a las tareas de enfriamiento, corriendo graves riesgos, quizás letales, para su salud. Ya no hay emperador, ahora toca salvar a nuestros compatriotas y vecinos aunque ello suponga el sacrificio.
 En el sillón del salón veo todo esto en la televisión. Ni una sola cadena habla de muertes o heridos. Al parecer a nadie le importa cuantos desaparecidos hay. A nadie le interesa los cientos de niños que, sin encontrar a sus padres están recogidos en un gimnasio de la prefectura. Los corresponsales hablan de núcleos, fisiones, fusiones, piscinas de desechos y su puta madre.
 El ecologismo bermellón  rápidamente esparce su mierda intoxicadora acerca de lo malas que son las centrales nucleares. La proguez millonaria a la par que inculta, esa que al parecer no usa ascensores en casa y come carne cruda, esa que no tiene electrodomésticos ni coche, la que no lee, aparte de por no interesarle, por no tener luz doméstica, ese rojerío de subnormales izquierdistas que no solo nos gobierna sino que acapara con sus tentáculos las cadenas televisivas comienza su marketing bazofiesco (eso la izquierda siempre lo ha hecho muy bien, a "la ceja de zp" me remito) y se establece un auténtico debate sobre la conveniencia o no de las centrales nucleares. Tertulianos convertidos en físicos, saben y opinan de lo último en temas de uranio, plutonio o calentamiento global.  A la detestable María Antonia Iglesias se le hincha la vena del entrecejo mientras despotrica contra Garoña, azuzada por el viruelesco Jordi Gonzalez. Hasta nuestra narcisista Ana Rosa sabe también de reacciones termonucleares...Mientras, los afectados, siguen con su rutina sin estridencia, con un civismo encomiable. Demostrando como un pueblo destruido es capaz de levantarse de entre las ruinas con una admirable entereza. Ya lo hizo antes... volverá a hacerlo
Me decía mi tía un día en un vuelo a La Palma. ¿Sabes una cosa...? Si volviese a nacer sería de Estados Unidos, más concretamente de Ohio. Me encanta Ohio.  Bueno y San Diego tampoco está mal.
Yo no... Si volviese a nacer sería de Japón.

おやすみなさい
O ya su mi na sa i ( Buenas noches)

miércoles, 9 de marzo de 2011

Mi vida en la consulta.

Me siento en el banco de madera de la consulta del abuelo.
Apenas tocan la punta de los zapatos el suelo y opto por balancear mis piernas en un gesto cansino hacia delante y hacia atrás, pretendiendo con ello que acaso el tiempo se acelere, entretanto observo a los muchos viejos del pueblo que esperan ser atendidos.
Se abre la puerta… ¿Quién va ahora?... Pasa Andrés…
Leo el cartel colgado en la pared de enfrente: Laboratorios "Valvanera”, en Logroño, que habla de la ventaja del Profidén, formula magistral desarrollada por el Dr. B. Guerra Ortiz de Zárate, y mientras, pienso  en escaparme lo antes posible para ir a cazar lagartos con los chicos y echar una “tumbadera” en las escuelas. Antes, claro está, tengo que recitar la lección. Hoy toca el complicado mundo de la célula. Cierro mis ojos a la vez que intento memorizar los procesos celulares que con ahínco insiste que aprenda el abuelo.
Cuando los abro veo que mis pies tocan el suelo. Apoyan perfectamente. La consulta es diferente y el antiguo banco de madera es una silla de plástico duro color naranja. Reparo en que ya no tengo ninguna lección que exponer y veo que en el resto de sillas naranjas sigue habiendo viejos y algún que otro joven.
 Los observo e intento averiguar por su aspecto, cual será su patología…Ese tiene algo de hígado…el color amarillo de sus ojos lo delata, por no decir su aliento…seguro que acaba de salir del bar... Este otro sufre de algo cardiaco, ¡ja! Fíjate como tiene sus dedos, parecen palillos de tambor…Lo de la señora del fondo es gripe…esa tos no me suena bien...
Suena la puerta. Sale una señorita… ¿Rodolfo Hernández?
-Yo! Dice el del corazón.
Pase, y después María Gómez…
Hay que ver, se conoce que estos viejos no tienen nada que hacer porque mira que incordian en la consulta, todo el día aquí metidos…Cierro de nuevo los ojos esperando mi turno, y pienso que a lo mejor si tuviesen que pagar una cantidad simbólica por ir al médico, las colas se reducirían considerablemente.
Vuelvo a abrirlos y miro la hora, estoy citado a y cuarto.
Reparo en que debajo de mi reloj de muñeca tengo un moretón, lo toco y me asombra ver mi piel arrugada y llena de manchas. Mis venas se marcan entre mis huesos como verdes líneas en un decrépito pergamino ajado
-Es de la medicación, me dice un anciano sentado a mi izquierda. Yo, al final me tuve que quitar el mío. Con el sintrom no hay forma de que se vayan esas jodías manchas, ahora lo llevo de bolsillo, ¿lo ve?
¿Sintrom?, Pienso, ¿Qué coño es eso? Miro alrededor y veo que ya hay más jóvenes sentados en la consulta. Como en un truco de magia, la silla se ha vuelto azul, y entre mis piernas asoma un bastón. Ahora soy yo el viejo e intento explicarme por qué razón he llegado hasta allí, cuando hace un momento estaba esperando a recitar mi lección.
¿Enrique Ortega?... Pase –dice un imberbe jovenzuelo residente – y después Jacinto Peláez.   

martes, 8 de marzo de 2011

Yo soy La Ley

Suelo viajar.
Nunca me gustó el mundo del motor ni tuve especial interés en aprender a conducir, de hecho obtuve mi permiso de conducción a los 31 años, eso si, a la primera como mandan los cánones. Que a uno no le guste una cosa no necesariamente implica que sea un ceporro.
Ahora el señor ha tenido a bien castigar esa desidia motoresca  con la penitencia del viaje constante, hago kilómetros por la geografía española obligado por asuntos laborales y familiares y sufro la tortura de la conducción cual azotes en la espalda de un amotinado. Mi nervio ciático es una especie de estropajo machacado por el sillón ergonómico de mi utilitario, y mis cervicales han adoptado la forma del reposa-testas que incorpora el susodicho vehículo.
En esos viajes, aparte del paisaje, uno puede encontrar de todo: animales en la calzada, autoestopistas de diversa calaña, rumanos vendiendo pañuelos, artistas del mantenimiento de autovías que cruzan estas como quien pasea en el jardín de su casa, camioneros borrachos,etc, etc. Pero hay una figura que nunca falla: La Benemérita. La Guardia Civil.
Mejor dicho si que falla; cuando los necesitas nunca aparecen, debe ser porque están practicando una de sus especialidades: El Camuflaje Traidor.
La guardia civil se ha convertido en la figura recaudatoria por excelencia. Despliega todo un arsenal de invención para -aprovechando esta crisis que nos invade- cazar al conductor incauto y soplarle la correspondiente receta de cien, doscientos o lo que sea con absoluta tranquilidad.
Como estos iluminados de la economía, me refiero a Zapatero y adláteres han decidido que ahora tenemos que circular a 110 km/h, han faltado minutos para que "El Cuerpo" despliegue a sus efectivos por las carreteras de España.
-"Animo muchachos, que no sos sus olviden los talonarios" (Ellos digamos no están especialmente formados para el lenguaje)
- Sí mi sargento, a multar, con dos cojones"
Y así andan escondiéndose entre medianas, setos, cruces, áreas de servicio... como comadrejas, para cumplir sus planes de ventas mensuales, expendiendo la correspondiente sanción sin flaquear, muchas veces con una gran falta de educación y modales. "ESTA USTÉ SANSIONADO" (No se sabe por qué, casi todos tienen acento murciano, Stephen Hawking está investigando el motivo de esta curiosa curiosidad).
Mientras escriben te retiran el derecho a réplica alguna y te tienes que joder (con perdón) y aguantar. Extienden la recetita y tu piensas resignado en su familia y en la mierda de país que tenemos donde la autoridad que mira por nuestra seguridad apenas tiene la EGB o educación primaria que se dice ahora.
"Oiga Uste, que soy Guardia Civil"
-Pues haber estudiado.
-Pues eso son otros cien por desacato alatoridad ( a la autoridad)
Y así esas hienas de trafico andan en estos primeros dias del 110, formando cuadrillas carroñeras que atacan sin piedad a los conductores incautos y pesarosos como un servidor que ahora necesita una hora más para llegar a su casa a cuatrocientos kilómetros de distancia de su trabajo y que (ya he hecho la cuenta) va ahorrar con esta nueva ley de los iluminati ,48 cts de euro cada mil km.
A LA MIERDA! (Que diría nuestro ilustre rojo Fernando Fernán Gómez).
Gracias ZP. Gracias Benemérita.