sábado, 23 de julio de 2011

No habrá otro Kraus.

No puedo ocultar mi simpatía y admiración por Alfredo Kraus.
A pesar que, según dicen los admiradores del “tanguillo” Carreras, Kraus era un clasista antipático, a mi me cae bien. Quizás por su condición de canario que también pero, sobre todo por su gran maestria en el canto, a mi entender inigualable.
Soy de la opinión que a medida que avanzamos en el tiempo, todas las grandes figuras van muriendo sin que nadie les sustituya porque no hay materia prima lo suficientemente buena. En estos últimos veinte años, pongamos desde el noventa y uno, aparte de los grandes tenores que ya estaban, no hay ninguno especialmente sobresaliente. Sí, diran los entendidos en el tema, ahí tienes a Alagna,  Villazón, Vargas, o a Florez…mmmmm, no sé, a mi me parecen aficionados sin carisma.
Solo un Kraus podía permitirse decir que la ópera no era un espectáculo de masas, a sabiendas de ser vetado y marginado por el emporio circense aquel de los tres tenores, sí, ya sabéis, Domingo, Tanguillo y el orondo Luciano. 
Eso le valió grandes enemistades en el mundo empresarial pero también gran reconocimiento de los amantes de una ópera, cansados ya de tanto “Pavarotti and friends”, y tanto “Oh sole mio” entendiendo que, nos guste o no, hay espectáculos para la masa, como conciertos de artistas de moda, partidos de futbol, etc y actuaciones para un público entendido como el que va a representaciones líricas. Nunca un Wherter se podrá escuchar en un estadio de futbol a pesar de lo que diga el “cejamóvil” de Carreras.
¿Por qué escribo hoy sobre Kraus?, pues porque ha aparecido entre mis cintas de video, un concierto grabado en el Teatro Real que suponía la vuelta al escenario de Alfredo después del fallecimiento de su mujer. En él se ve a un Kraus cansado, posiblemente enfermo, con semblante un tanto amargo, triste…”ya no es el mismo” decían algunos que vieron este concierto, cuando abrió el recital cantando (con no pocas dificultades) “Ah mes amis…” el aria de Tonio de “la fille du regiment”  de Donnizetti. Los nueve “does” le cuestan trabajo y no suenan muy limpios, pero, aun así no deja de sorprender que alguien con sus años pudiese interpretar esta romanza con tan insultante desenvoltura, entonces uno se da cuenta de la gran dificultad que supone cantar “esto” y además cantarlo bien
Solo basta entrar en internet para ver la extensa biografia del canario. Yo me limito a expresar en mi blog radical que tantas agradables enemistades me proporciona,  mi absoluta veneración por el (a mi entender de persona absolutamente ignorante del mundo lírico) que quizás siempre será el mejor “belcantista”, el mejor tenor lírico ligero de la historia.
Buenos días a todos.

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