Las cuentas del Alma

Lo primero que pienso es: "Desisto... Al carajo!. No me compensa el esfuerzo que empeño en librar la descabellada y estéril batalla anual contra la burocracia universitaria y sus notas de corte.
No me compensa el disgusto de ver, como un año más, las ilusiones por alcanzar una mísera plaza en la facultad se van al cubo de la basura como siempre.
Suelo decir que la esperanza no consiste en la expectativa de que las cosas saldrán exactamente bien, sino en la expectativa de que las cosas tendrán sentido independientemente de como resulten. Pues bien, ahora mismo, cuando acabo de conocer que tampoco este año podré estudiar, nada me parece que tenga sentido. Efecto de la desilusión, sin duda.
Imagino que estaré en este plan las próximas semanas, hasta que que aquella frase que solía decir Camilo Jose Cela "El que resiste, triunfa" empiece a hacer desaparecer este maldito empeño de mandar todo a la mierda y decidir de una vez que renuncio, que una y no más Santo Tomás. (¿Acaso padeceré trastorno bipolar?).
Seguramente la próxima temporada volveré a intentarlo y seguramente el resultado será el mismo y el ciclo se volvera a repetir de nuevo otro año, con la diferencia que yo seré más viejo y tendré menos tiempo y, la verdad, ultimamente me está dando por intentar aprovechar los años que me quedan de una forma útil, pero esto se me resiste, se me acaban las etapas y no llego nunca a la meta. Siempre, en los últimos metros, cuando parece que está todo a favor, llegan los sprinters burócratas del equipo "numerus clausus" y me arrebatan el triunfo.
Es cierto, fui un mal estudiante pero, que coño, tenia catorce años. Hasta a un asesino se le da opción a redimirse, pero yo no tengo remisión, para mi no hay indulto...
Por favor, que alguien me absuelva!!
Pido una oportunidad de redención... pero no hay forma; pagaré toda la vida la condena por no haber sacado sobresalientes en el instituto.

Son las Cuentas del Alma...No se acaban nunca de pagar.

Buenas noches.